El Gran Cataclismo

La repentina traición de el ahora denominado Alamuerte fue tan destructiva, que las cinco bandadas de dragones jamás se recuperaron.[13] Por si no era suficiente, las consiguientes guerras entre los vuelos diezmaron aún más la especie, y los bronces no fueron la excepción. Nunca volverían a verse los mismos números como antes. La era de los dragones había terminado.

El gran Cataclismo

Para asegurarse que Alamuerte no vuelva a ostentar ningún poder sobre la raza de los dragones, Alexstrasza de los rojos, Ysera de los verdes y Nozdormu imbuyeron al Alma del Demonio con un encantamiento que prohibiría a todo dragón ejercer dominio sobre el artefacto, y escondieron el disco maldito en las profundidades de la tierra.[14] Los tres aspectos visitaron a los supervivientes elfos de la noche y pactaron con Malfurion Tempestira para proteger el nuevo Pozo de la Eternidad y asegurarse que los agentes de la Legión Ardiente jamás volvieran a poner pie en el planeta. Alexstrasza colocó una bellota encantada en el corazón del Pozo de la Eternidad. La bellota, activada por las poderosas aguas mágicas, brotó rápidamente hasta convertirse en un árbol colosal, cuya verdeante copa abarcó la inmensidad del cielo. Los elfos de la noche dieron al Árbol del Mundo el nombre de Nordrassil, que también recibió la bendición de Ysera. Nozdormu lanzó un encantamiento sobre el Árbol del Mundo que garantizaría que, siempre que el árbol estuviese en pie, los elfos de la noche jamás envejecerían ni enfermarían.


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