Durante la Segunda Guerra, el brujo orco Nekros Skullcrusher consiguió hacerse con el Alma del Demonio y lo usó para esclavizar a Alexstrasza, la Reina del Vuelo Rojo, con la intención de obligar a su linaje a obedecer a los orcos. El objeto fue luego destruido en Grim Batol por el mago Rhonin, que había conseguido una escama de Alamuerte (dado que Alamuerte era el único dragón que no imbuyó su poder en le artefacto, la materia que procedía de él era lo único que podía dañar el objeto). Nozdormu acudió a ayudar gracias a la mediación de Ysera (a la que Krasus había pedido ayuda) y finalmente apoyó a los demás Aspectos en la persecución de Alamuerte cuando el Alma del Demonio fue destruida
Nozdormu no participó durante la segunda invasión de la Legión Ardiente, pero sí tomó una decisión que afecta al mundo en la actualidad. Cuando las razas mortales plantearon la resistencia final en el Monte Hyjal, el Árbol del Mundo fue sacrificado para destruir a Archimonde, de manera que los elfos de la noche volvieron a ser mortales. Los druidas, lifderados por Fandral Corzocelada, decidieron entonces crear un nuevo Árbol del Mundo en la costa de Kalimdor, al que llamaron Teldrassil, para volver a recibir el don de la inmortalidad. Sin embargo, este árbol no recibió la bendición de Nozdormu ni de ningún otro Aspecto.